lunes, 24 de febrero de 2014

Comprar envasado, evitar fraude


Antes de abordar aspectos técnicos que quizá sólo interesen a los productores, quiero comenzar por lo más importante: el cliente. Esta entrada va dirigida también a los consumidores que deben conocer lo que pueden encontrar. El vendedor que mejor le satisfaga logrará más éxito.

El cliente paga, luego manda. En lugar de explicar lo que valora, voy a destacar lo que no acepta:

Principales razones para espantar un cliente:

  • que los garbanzos no cuezan bien
  • que se pelen los granos en la olla
  • textura en el paladar (poco mantecosos)
  • poco sabor 
  • figura de calidad falsa
  • infestación de gorgojos
  • piedras y otras semillas
  • contaminaciones químicas
  • sin envasar ni etiquetar (Registro Sanitario)
  • dificultad provisión
Las industrias envasadoras que comercializan el Garbanzo de Fuentesaúco IGP cumplen las mayores exigencias de los consumidores que reconocen los cocineros expertos.
El primer aspecto, la cochura, tiene dos aspectos fundamentales, uno es la calidad de la semilla, pero el más limitante es el suelo. Las varidades se pueden importar o mejorar, pero la textura y acidez del suelo no se pueden cambiar (asequiblemente). La variedad de la zona de la Guareña tiene orígenes muy antiguos, ya la cita el latino Columela en sus doce libros de agricultura, Felipe II dio carta para que no se introdujeran semillas externas. Sin embargo las casas comerciales han introducido en la zona otras variedades del tipo Kabuli de grano gordo, blanquecino que no es lo mismo en sabor ni en cochura y pierde la piel al cocer. La IGP (indicación geográfica protegida) sólo reconoce la variedad autóctona de Fuentesaúco -examen morfológico y cata. En las catas de la comisión de certificación tienen claro cuáles cuecen, saben y tienen mejor paladar. El garbanzo IGP sólo se puede sembrar en tierras de suelo franco como establece el reglamento y hay un protocolo de toma de muestras del suelo.
Pero esto es un país con mucha picaresca. Hay muchos agricultores que aprovechan el origen de Fuentesaúco para confundir al consumidor frente a la IGP con el mensaje trampa "son los mismos pero sin envasar". El cliente que compre así tiene la garantía de origen que su credulidad quiera asumir. Incluso aunque fueran de la variedad autóctona no el Garbanzo de Fuentesaúco protegido. El primer artículo de la Orden por la que se protege el Garbanzo de Fuentesaúco prohíbe toda la indicación directa o indirecta de la denominación. El producto sin envasar ni contraetiqueta del Consejo Regulador no es reconocido. Para tener idea de la magnitud del engaño, en la zona se vienen sembrando de 600 a 800 ha de garbanzo cada año. Sólo se inscriben y aprueban por el Consejo Regulador unas 400 ha. La comercialización envasada y controlada es de sólo unos 115.000 kg cuando debían ser 240.000 kg.

Esta práctica conocida en la zona como el Kileo se puede reconocer como estrategia empresarial en cuanto a la venta directa sin eslabones en la cadena comercial. Puede suponer el doble del producto envasado y controlado. Pero la forma de realizarlo en la mayoría de los casos es un fraude comercial sin garantías sanitarias. Hay que reconocer que algunos agricultores son cautos y nunca afirman que su garbanzo sea IGP o lo desmienten si se les pregunta. 

Para el que no le preocupe tanto la identidad falsa, debería preocuparse por su seguridad alimentaria. Puede ser cierto que no se trata de productos perecederos y que el lavado y la cocción impiden ingesta de producto en mal estado. Pero la gran diferencia entre una empresa envasadora y un kilero es la garantía que aporta someterse a control de las autoridades con la inscripción en el Registro Sanitario. Este sistema común para toda la agroindustria requiere suelos lisos, lavables y desinfectables, formación de operadores y un programa de limpieza y desinfección La triste realidad es que la mayoría de los agricultures guardan su cosecha en almacenes o garajes en montones o parvas en el suelo junto a tractores y maquinaria y semillas tratadas y productos fitosanitarios con un gran riesgo de contaminación por gasóleo, grasas, y agroquímicos. Pero por si no fuera suficiente estos agricultores además dispensan el producto en bolsas  de la compra recicladas que pueden llevar cualquier contaminación química o por patógenos.
También hay que decir que por lo general los cerramientos no impiden la entrada de roedores ni pájaros y que es frecuente ver en los mismos garajes gatos y perros del hogar con lo que el producto puede contaminarse por listeriosis que es un enfermedad muy grave (en especial para embarazadas y niños) y puede provocar la muerte.

Otra molestia muy grande es el grano infestado por gorgojos y polillas que entra en nuestras alacenas y que colonizan, pastas, arroces, galletas, chocolates, etc... Los industriales, como no pueden arriesgar sus cosechas ni sus clientes, realizan un tratamiento secuestrador de oxígeno que mata adultos y huevos sin contacto directo con el grano. En producción ecológica - que no permite uso de químicos - se recurre a técnicas mucho más caras de congelación.


Con todos estos peligros es difícil comprender que los agricultores no vendan un producto envasado con todas las garantías y el orgullo de ser un productor comprometido con su tierra. En lugar del cartel "hay garbanzos" y la venta chapucera deberían colgar grande y claro el cartel: "venta de Garbanzo de Fuentesaúco IGP envasado y con registro sanitario" Esto debería avergonzar al resto y prevenir al consumidor sobre la fiabilidad en la compra. Los productores pueden diversificar su actividad productora de dos maneras:
  • socios de cooperativas: compra preferente de envasados
  • otros: envasado a maquila con marca autorizada
Muchos consumidores están muy acostumbrados a comprar en las fruterías y panaderías garbanzos al peso que se exponen en grandes sacos apilados en el suelo que también son susceptibles de contaminación. A veces incluso se reciclan sacos de abonos minerales prohibidos para el envasado de productos alimenticios. En otros casos aunque los sacos sean aptos se trata de producto importado producido en países sin nuestras garantías sanitarias.

El producto envasado es solidario fiscalmente. Si en este país todos pagaramos los impuestos oportunos sobraría dinero. El que vende un granel sin factura, además de un defraudador y evasor fiscal hace competencia desleal con los cotizantes de verdad que sostienen una empresa certificada.

El producto envasado presenta oportunidades comerciales. Aunque tenga mayor coste que el granel en la venta directa significa poder hacer venta online y suministro comercial directo fuera de la localidad de residencia. Lo cual es muy interesante considerando los tiempos ociosos que a menudo ocurren. Con el kileo actual ocurre que por coger una peseta, no se apaña un duro. El aprovechamiento poco leal de un margen comercial lleva a despreciar la presencia en los mercados de mayor nivel adquisitivo. En mi entrada sobre los precios pongo de manifiesto que el producto de mayor calidad no es más caro que otros y por lo tanto hay grandes oportunidades por una clara diferenciación del producto español y con IGP frente a los garbanzos de importación que circulan predominantemente por los comercios.

Sólo el producto envasado tiene garantías sanitarias (indicación del número de registro) y sólo la contaetiqueta garantiza la calidad reconocida al Garbanzo de Fuentesáuco. Como la inspección de parcelas, criba y selección de grano y  control a la industria tienen un coste inevitable el Garbanzo de Fuentesaúco IGP no puede competir en precio con las ventas de estraperlo y que no cotizan impuestos.

Por desgracia cuesta combatir el último punto, el de la dificultad de provisión. Especialmente cuando hay una mala campaña como la de 2013 con mínimos históricos de producción. Aparte de las grandes superficies muy pocos tenderos apuestan por este producto de calidad. Y claro, las primeras aprietan mucho a las envasadoras a la hora de negociar por lo que no siempre se logran acuerdos comerciales tanto en precio como en cantidades. Pero el consumidor de IGP repite en su compra porque para un consumo medio de legumbres de unos 9 kg por habitante y año el ahorro que se puede hacer es tan pequeño ¿3 ó 5 €? que sale más caro pagar un garbanzo menos sabroso, que se pele y por supuesto sucio e infestado de bichos. Además el que compra legumbre IGP tiene todas las garantías de que compra un producto nacional con todo lo que implica socialmente en el actual contexto de crisis y paro.

Estos casos ocurren igualmente con legumbres de otras figuras de calidad como IGP Lenteja de la Armuña, IGP Alubias del Barco de Ávila, IGP Alubias de la Bañeza León, IGP Lenteja Pardina Tierra de Campos, MG Garbanzo Pedrosilano. Ver enlaces en página del ITACYL

Todos aquellos productores de que práctican el kileo o venta a granel pueden sentirse ofendidos por la crítica que realizo, insultarme u odiarme. Pero lo que hacen, lejos de una estrategia comercial es un abuso comercial:
  • gorronean fama y sacrificio económico de los que sostienen el sistema de certificación de la denominación protegida. 
  • Rayan el fraude. 
  • Producto sin garantías sanitarias
  • Grano sucio o contaminado a precio del certificado y envasado
  • Sin identidad varietal
  • Sin peso contrastable
  • no asume responsabilidad civil al no etiquetar la razón social
  • fraude fiscal y social y competencia desleal
Esto tiene varios peligros:
  • fuga de clientes a producto envasado de importación
  • desaparición de la IGP por competencia desleal
  • pérdida de ayudas especiales en el caso anterior
  • multas, sanciones y reclamaciones judiciales
Y desaprovecha oportunidades:
  • Precio más alto sin regateo que sostenga las siembras IGP
  • Venta directa fuera de la localidad o por internet
  • Abaratar los costes de certificación y de obtención de simiente
  • apoyar investigación y avances tecnológicos para el cultivo

1 comentario:

  1. Como consumidor aficionado a las legumbres me ha resultado muy clarificador este artículo.sigue asi. Saludos.

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